sábado, 12 de abril de 2014

¿Cuando me volví invisible?


Ya no sé en que fecha estamos, en casa no hay calendarios y en mi memoria los hechos se encuentran en una mañana. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes bonitos e ilustrados con imágenes de paisajes. Ya no hay nada de eso, Todas las cosas antiguas han ido desapareciendo.
Y yo también me fui borrando sin que nadie se diera cuenta. Primero me cambiaron de alcoba, pues la familia creció. Después me pasaron a una más pequeña aún acompañado de mis biznietos. Ahora ocupo el desván, el que está en el patio de atrás. Prometieron cambiarle el vidrio roto de la ventana, pero se les olvidó, y todas las noches por ahí se cuela un airecito helado que aumenta mis dolores reumáticos.

La otra tarde caí en cuenta que mi voz también ha desaparecido.

Cuando les hablo a mis nietos o a mis hijos no me contestan. Todos hablan sin mirarme, como si yo no estuviera con ellos, escuchando atento lo que dicen. A veces intervengo en la conversación, seguro de que lo que voy a decirle no se les ha ocurrido a ninguno, y que les va a servir de muchos mis consejos. Pero no me oyen, no me miran, no me responden. Entonces lleno de tristeza me retiro a mi cuarto antes de terminar mi taza de café. Lo hago así, de pronto para comprendan que estoy enojado, para que se den cuenta que me han ofendido y vengan a buscarme y a pedirme perdón, Pero nadie viene.


El otro día les dije que cuando me mueran entonces me van a extrañar. Mi nieto más pequeño dijo: ¿"Estás vivo abuelo"?. Les cayó tan en gracia que no paraban de reír. Tres días estuve llorando en mi cuarto, hasta que una mañana entró uno de los muchachos a buscar unas llantas y ni los buenos días me dio.

Fue entonces cuando me convencí de que soy invisible, me paro en medio de la sala para ver si aunque sea estorbo, pero mi hija sigue barriendo sin tocarme, los niños corren a mi alrededor, de un lado al otro, sin tropezarse conmigo.

Cuando mi yerno se enfermó, pensé en tener la oportunidad de serle útil, le llevé un té especial que yo mismo preparé. Se lo puse en la mesita y me senté a esperar que se lo tomara, sólo que estaba viendo televisión y ni un parpadeo me indicó, el té poco a poco se fue enfriando y mi corazón con él.

Un día se alborotaron los niños, y me vinieron a decir que al día siguiente nos iríamos todo de campo. Me puse muy contento, ¡hacia tanto tiempo que no salia y menos al campo!.

El sábado fui el primero en levantarme. Quise arreglar las cosas con calma, los viejos nos tardamos mucho en hacer cualquier cosa, así que me tome mi tiempo para no retrasarlos. Al rato entraban y salían de la casa y echaban las bolsas y juguetes al carro.

Yo ya estaba listo, muy alegre, me paré en el zaguán a esperarlos. Cuando arracanron y el auto desapareció envuelto en bullicio, comprendí que yo no estaba invitado, o tal vez no cabía en el carro. O porque mis pasos son tan lentos, que impedirían que todos los demás corretearan a su gusto por el bosque. Sentí claramente como mi corazón se encogía, la barbilla me temblaba como cuando uno se aguanta las ganas de llorar.

Yo los entiendo, ellos si hacen cosas importantes. Ríen, gritan, lloran, se abrazan, se besan. Y yo, ya no sé que a saben los besos. Yo les perdono a todos y les bendigo. Porque, ¿qué culpa tienen ellos de yo me haya vuelto invisible?

Esto pasa muchas veces en nuestro medio, ¿Cuantas veces ignoro lo que dice mi abuelo?.

RECUERDA: Que ellos también fueron bebés, niños, jóvenes, adultos, llenos de vida, ilusiones y fuerzas.
RECUERDA: Que sus manos antes fuertes, te dieron el apoyo que hoy tu le niegas, que su voz firme habló por ti cuando tu no sabías decir lo que necesitabas, que sus palabras te dieron muchas veces el consuelo que hoy tú le niegas que pusieron toda la atención a las primeras palabras que tú dijiste casi incomprensibles, y hoy no los escuchas porque dicen puras tonterías.

Los ancianos que te rodean, en la familia, trabajo o en cualquier otro lugar fueron lo que tú has sido, lo que eres y lo que serás.
¿Por qué no recordar que la vida suele ser como un espejo, devolviéndote lo que le das? Amar, cuidar y respetar a los ancianos, no hacerlos sentir invisibles, es un acto de justicia. Han caminado mucho para llegar a donde están. Han sufrido, han llorado, han perdido, han hecho camino al andar, no pisoteemos sus veredas, mejor aprendamos de ellas.

¡En memoria de tantos abuelos y abuelas que se merecen lo mejor en la vida.!

4 comentarios:

  1. Que bello!!
    Te felicito, has arreglado muy bonito tu blog y este post me ha dejado muy pensativa.... y es que no valoramos lo que tenemos.
    Cuantos años que me olvide de mi abuelita, y al final cuando pense traerla a vivir conmigo ella murió. Tengo tantos recuedos gratos de ella, ¿y como no? si siempre fui su consentida.
    Saludos mi Cherry!! <3

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    1. Gracias Ame! Si esta historia da mucho a reflexionar, yo no pude disfrutar a mis abuelos u.u y me da una tristeza enorme que mucha gente no los aprecien cuando tienen la oportunidad :/
      Saludos igual mi Ame! ^^ ♥

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  2. Te felicito Cherry! ¿En que se ha convertido ahora la gente? ¿¡En que?! Cuidemos y amemos a nuestros abuelos y abuelas demos le de nuestro amor y cariño. Se que soy solo una niña de 9 años, pero yo se que se siente eso. No porque lo aya vivido sino porque lo he visto. Demos le de nuestro afecto a todos/as los/as ancianos/as... Mi tía esta en el cielo se fue hace un año. Se que esto no llega al tema pero perder a alguien es como ser invisible. Porque la persona que perdiste fue la que mas te quiso y en el lugar en donde esta te sigue queriendo....

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    1. Gracias!! Realmente me da mucha pena el trato que reciben los ancianos en muchas partes, yo no pude conocer bien a mis abuelos, me gustaría que todo hubiese sido diferente. y disfrutar ese momento u.u
      Saludos y gracias por visitar mi blog ^^

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